Después de días de confinamiento, de romper la rutina diaria, de tener que reinventarme, de aprender a enseñar a través de un ordenador sin la presencia viva de los chicos y chicas, de descubrir el silencio, cuando nuestro día a día estaba lleno de risas, voces, gritos, cantos, llantos y muchos más sonidos que llenaban nuestras aulas, cuando este pequeño virus ha hecho grande la distancia entre los que queremos, la magia de la tecnología hizo ayer posible derrotar al horrible coronavirus permitiendo que de nuevo las sonrisas, las voces, las risas, los besos, los abrazos y las palabras de cariño, aliento y ánimo llegaran hasta mi casa, sí chicos y chicas hasta mi casa, aquí donde estoy confinada al igual que vosotros/as echando de menos todo lo que habéis dicho: los juegos, la magia, el rincón del humor, las poesías, el teatro y la música.
Pero habéis conseguido algo que el coronavirus no había conseguido hacerme llorar de emoción y de alegría.
Volver a ver vuestras caras ha sido el momento más emocionante, feliz y maravilloso de estos largos días.
Yo quería devolveros este regalo que me habéis hecho por eso os dejo esta sorpresa.
El corazón que hay dentro de la caja representa todo el cariño que os tengo.
Muy pronto volveremos a abrazarnos y a besarnos y a reír juntos/as.
¡Gracias por ese maravilloso regalo!