Después de días de emocionada espera y de preparativos, por fin llegó el momento de realizar nuestro viaje a la granja escuela de Parapanda.
En el autobús todos muy despiertos y ansiando la llegada.
Nos daban la bienvenida las monitoras/es y nos acompañaban a los diferentes espacios, el nuestro la jaima, para tener la primera toma de contacto, explicarnos las rutinas y tomar el desayuno.
Hemos comenzado la mañana con la realización de tareas de alimentación y cuidado de los animales pasando por los corrales, charca y establo.
Recogiendo hierba para alimentar a los caballos.
En la charca pudimos disfrutar con las aves: ocas, patos, gansos, pavos comunes, gallinas de Guinea, pavos reales. Alimentarlos, ver a los polluelos y la cola del pavo real fue motivo de gran alegría.
Los animales de la charca.
En los establos escuchando atentamente las explicaciones de la monitora: cómo dar de comer, cepillar y ordeñar a la vaca.
A algunos les imponía este enorme animal, pero a pesar de ello no se resistieron a ordeñarla.
En los corrales había muchas tareas a realizar: cepillar a los animales, dar de comer a las gallinas, conejos, burros y vacas.
Después de un duro trabajo ha llegado el momento de reponer fuerzas y tomar un buen almuerzo.
Cargados de energía nos dirigimos a los talleres de transformación de alimentos para preparar los roscos que después tomaremos en la merienda.
Nuestros chicos/as estaban intrigados con los carteles que había repartidos por toda la granja y que nos daban pistas sobre el lugar dónde podían encontrar a los gnomos del bosque y les pidieron a los monitores que les ayudaran a buscarlos.
Por último agotados/as por el trabajo de granjeros/as y el calor llegó el momento de tomar una rica merienda y probar sus magníficos roscos.
Así los dejó un día de duro trabajo en la granja, exhaustos/as.
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